« No se trata tanto de producir nuevas imágenes o nuevos sonidos, sino otros espacios, otros silencios—intervalos. No tanto de seguir incorporando a una larga lista elementos que se conecten, se desconecten, que se aproximen, se alejen dependiendo de los caminos inauditos, de elementos conocidos, de antiguos usos. Nada como esta cita del modisto de Maria Antoñeta, se acerca más: lo nuevo, no es sino aquello que ha estado olvidado.»
Thierry Kuntzel, Title TK, 2006
Anne-Lise Broyer afirma que es leyendo como aborda el Mundo. Incluso yendo todavía más lejos, pretende que la experiencia de la fotografía se confunda con la de la lectura. Su mirada circula en el paisaje de la misma manera que en el libro, acorralada por una la presencia que la atrapa, que la requiere, que la sorprende, que la maravilla. Allí donde el escritor saca su cuaderno, Anne-Lise Broyer saca su cámara y fabrica una imagen. Paisajes o retratos, naturalezas muertas… habitualmente en blanco y negro, para recuperar el gris del texto, una especie de materia gris. Más bien imágenes pensativas que pensadas. Desea hacer del lugar de revelación que representa la fotografía, la analogía de un espacio mental donde cada cosa toma cuerpo; un recuerdo, una reminiscencia, una visión o un fantasma. La fotografía solamente cobra interés para ella como un cuestionamiento permanente entretejiéndose con otras artes: por supuesto, el cine, pero también la pintura, el dibujo, el garbado… Se inspira en ello para nutrir una imagen pero también para preguntarse sobre la naturaleza de lo real, como una imagen fabricada, una imagen del arte, pudiendo servirle de sujeto o de pretexto. Los medios se rozan, en ocasiones se…
No es más que su cercanía a la literatura lo que condiciona su amor por el libro, donde encuentra un lugar de crecimiento para su trabajo. Hacer dialogar las imágenes entre ellas (la entre-imagen), construir series, jugar con los formatos, los silencios, los espacios, los ritmos… es lo que para ella cobra importancia. El libro es como una escenografía en miniatura, el cual encuentra su expresión ampliada en las escenografías de sus exposiciones. Con frecuencia, toma prestado ciertas sendas del grafismo, del dibujo y de la escritura; a través de esta hibridación pretende presentar una especie de literatura fotográfica. El trabajo de Anne-Lise Broyer vehicula una parte de misterio, pero quizás su secreto no reside tanto del lado de la cosa vista sino de quien mira. Expone regularmente en Francia y en otros paises. Sus obras son publicadas por Éditions Filigranes y Éditions Nonpareilles. La Galería Particulière representa su trabajo en París.